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Sentar las bases para una nueva
convivencia en paz es, junto a la salida de la crisis y a la normalización
política, uno de los principales retos para esta legislatura.
Con este fin, esta semana, se ha
aprobado en el Parlamento la constitución de la Ponencia de Paz y
Convivencia, que continuará con los trabajos iniciados en la anterior
legislatura. La iniciativa sólo ha contado con los votos a favor del PNV y del
Partido Socialista, ya que EHBildu se ha abstenido mientras que el PP y UPD han
votado en contra.
Esta votación es un claro exponente
de que hay formaciones políticas que son rehenes de sus estrategias en el
pasado. Así, el PP –presionado por el discurso de UPyD- sigue insistiendo
en la necesidad de la condena de la historia criminal de ETA por parte de la izquierda
abertzale.
Pero igualmente reseñable es la
actitud de EHBildu, que justifica su voto apelando a que no comparte los
acuerdos alcanzados por la
Ponencia de Paz en la anterior legislatura, pero no concreta
en qué puntos discrepa. Y es que no tiene razón objetiva para oponerse. La
auténtica razón de su posición de abstención es que son rehenes de sus propias
decisiones: si Aralar, por indicación –orden- de la izquierda abertzale
no participó en la Ponencia
y expulsó a tres de sus cuatro parlamentarios resultaría incoherente dar por
bueno el camino recorrido en la anterior legislatura.
Este bloqueo de la izquierda
abertzale también quedó patente cuando con su abstención hizo que decayera una
iniciativa del PNV en la que se recogía que “un escenario de paz y
convivencia, además del cese definitivo de la violencia de ETA, requiere de un
proceso dirigido a su disolución como organización”.
Y ha sido todavía más evidente, si cabe, con la actitud que ha mantenido ante la iniciativa contra la dispersión y el alejamiento presentada por el PNV. Una iniciativa en la que se remarcaba “la necesidad de adecuar la legislación y la interpretación normativa en materia penitenciara a favor de la reinserción y la paz social” y se explicitaba que “deberán desactivarse medidas penitenciarias que, como el alejamiento, se corresponden con estándares de excepcionalidad. Asimismo, deberán aplicarse los beneficios penitenciarios ordinarios que legalmente corresponden a todos los presos y presas”.
EHBildu se abstuvo en una primera votación y se volvió a abstener en la segunda y en la tercera votación, con lo que la iniciativa también habría decaído de no haber sido porque una parlamentaria del Partido Socialista se equivocó al votar. Finalmente, la votación se ha vuelto a repetir y, a la cuarta, 20 de los parlamentarios de EHBildu, de nuevo, han optado por abstenerse, mientras que Laura Mintegi ha votado a favor, permitiendo que se aprobara.
¿Por qué a la cuarta y sólo un voto a
favor? ¿Qué conclusión cabe sacar de todo esto? Que la izquierda abertzale, por
no tener, no tiene ni un plan para sus presos.
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