PIÉNSATELO ESTE VERANO
Markel Olano Arrese Portavoz de EAJ-PNV en las Juntas Generales de Gipuzkoa
Tenemos un proyecto y tenemos un instrumento. Ahora nos toca el compromiso. Hoy más que nunca cobra sentido aquella frase redonda de J. F. Kennedy: «Ask not what your country can do for you; ask what you can do for your country» (No te preguntes qué puede hacer tu país por ti; pregúntate qué puedes hacer tú por tu país).
Este artículo es una llamada al compromiso. Una llamada dirigida a todos aquellos que, estando en el espacio sociológico del nacionalismo histórico, no han considerado necesario o adecuado implicarse en un compromiso político activo hasta el momento. Estos últimos meses han sido enormemente clarificadores en la política vasca en general y la guipuzcoana en particular. Para empezar, tenemos a un frente PSE-PP que, más allá de prestar soporte al Gobierno de Patxi Lopez, suma sus votos para designar diputado general de Araba a Javier de Andrés (PP). Suma y sigue. Tenemos a una izquierda abertzale que comienza una andadura por las vías exclusivamente democráticas, abandonando una trayectoria equivocada y compartiendo espacio con todos aquellos que hemos aguantado contra viento y marea una estrategia de ETA dirigida al logro de objetivos políticos mediante el uso del terror. Han fracasado estrepitosamente.
Este sector político ha visto premiado su nuevo camino con un apoyo popular muy importante que le obliga a asumir responsabilidades institucionales de primer orden. Sin embargo, en un contexto de aguda crisis económica, la visión socio-económica de Bildu no tiene ninguna credibilidad: buena muestra de ello la da la propia conformación del Gobierno de la Diputación, en la que no se ha abordado la necesidad imperiosa de poner en marcha un Departamento de promoción económica. Y tenemos a un nacionalismo histórico que, manteniendo el tipo en número de votos (sobre todo en Gipuzkoa), ve cómo durante los próximos años ha de afrontar un papel de oposición (sobre todo en Araba y Gipuzkoa). Clarificada la sopa de letras en nuestro espacio político, al PNV le toca asumir la responsabilidad del fortalecimiento del espacio del nacionalismo histórico con el objetivo de consolidar la adhesión de la ciudadanía de nuestro territorio.
En este sentido, que quede claro que no defiendo la adhesión social con el único objetivo de recuperar cotas de poder. Destacar este punto es uno de los principales objetivos de este artículo: EAJ-PNV ha demostrado que, teniendo atajos fáciles para mantenerse en el poder, ha optado por la coherencia y la dignidad. No estamos hablando de palabras bonitas, estamos hablando de decisiones de calado: ha optado por rechazar un frente anti-Bildu nefasto para la paz y absolutamente antidemocrático, al igual que la Ley de Partidos en el que se inspira. También ha rechazado competir con el PP en una supuesta compra de votos en Araba. ¿Dónde quedan aquellas acusaciones de 'poltroneros'?
La adhesión social es imprescindible para que nuestro país avance por la senda que propone nuestro proyecto político y social. En lo político, por la senda del reconocimiento del derecho a decidir del Pueblo Vasco (pilar establecido, sobre todo, por el lehendakari Ibarretxe) y por la defensa inquebrantable de todos los derechos humanos. Y, por supuesto, el logro de una paz definitiva.
En lo socio-económico, hay que trabajar por la profundización de un modelo competitivo y solidario. El futuro de nuestros hijos e hijas no reside en el combate contra el actual sistema económico. Nuestro futuro está en la competitividad de nuestras empresas y en la capacidad de repartir de un modo equilibrado la riqueza generada. Nuestros modelos han de ser Alemania o Suecia, y no Cuba o Venezuela. Los planteamientos antisistema pueden tener algún sentido en aquellos ámbitos en los que las posibilidades de generar riqueza son muy limitadas. No es nuestro caso. En Gipuzkoa sabemos que la profundización en la competitividad (apoyo a la empresa, inversión en I+D+i, educación de calidad) es la garantía para generar los recursos necesarios. No podemos ir marcha atrás en un camino que tanto nos ha costado construir. Para llevar adelante esos objetivos tenemos un instrumento potente: el Partido Nacionalista Vasco. Un partido que el próximo 31 de julio cumplirá 117 años. Un partido que en Gipuzkoa aborda su adecuación a la nueva situación, siempre en clave de apertura y de un planteamiento estratégico riguroso. Pero la clave está en cada uno de nosotros. En la capacidad que tengamos de superar esa cultura del escaqueo, de la crítica destructiva y la exigencia permanente que está bastante generalizada en nuestro espacio social, político y sindical. Tenemos que ser plenamente conscientes que nuestra falta de compromiso fortalece a todos aquellos que defienden modelos políticos, económicos y sociales que no compartimos y que consideramos negativos para el futuro de nuestro país.
El ejemplo que ha dado EAJ-PNV a partir de las últimas elecciones ha de servir para superar todos esos prejuicios que eran útiles para justificar la inacción. Tenemos un proyecto y tenemos un instrumento. Ahora nos toca el compromiso. Hoy más que nunca cobra sentido aquella frase redonda de J. F. Kennedy: «Ask not what your country can do for you; ask what you can do for your country» (No te preguntes qué puede hacer tu país por ti; pregúntate qué puedes hacer tú por tu país). Piénsatelo este verano.
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